Me libero, te perdono…
Tres años han
pasado ya desde tu partida, desde el día que renunciaste a la idea de un
nosotros y dejaste en el olvido los momentos vividos.
Hoy, puedo decirte
que no te culpo, fui yo la que no olvido las reglas de juego, fui yo la que se
enamoró, la que asintió, la que calló.
Disculpa por
posponer hasta ahora esta conversación, lo siento, pero en ese momento mi
garganta no tuvo fuerzas para expresar mis sentimientos, y mi alma no podía
soportar tanto dolor.
En ese momento mi
cabeza apenas podía digerir tu partida, no podía imaginarte lejos de mí, en
otro espacio, en otro tiempo, con otra persona, haciendo planes; los mismos
planes que una vez tuvimos tú y yo.
Confieso que el
dolor me consumió por cierto tiempo, renuncie a mis amigos, nuestros amigos.
Deje de frecuentar ciertos lugares, de hacer cosas que en otro momento me hacia
tan feliz por el simple hecho de estar junto a ti. La rabia me cegó, no me
permitió darme cuenta de todo lo que estaba perdiendo.
No lo niego, hubo
noches que lloré hasta quedarme dormida, y te odie desde lo más profundo de mi
ser.
Cerrada la
cicatriz, puede decirte que aprendí a vivir con tu recuerdo, un recuerdo que
con el paso del tiempo se va desvaneciendo, pero que siempre estará ahí, en
algún lugar de la memoria, siempre latente.
Hoy, puedo decirte
que te perdono por no hacerme feliz, por no amarme; te perdono por no
considerar mis caricias, mis besos y mis acciones como suficientes razones para
quedarte.
Te perdono por los
mañanas que pasaste justo a mí, por las tardes que sonreímos por cualquier
tontería; te perdono por las lunas que tantas noches compartimos, perdono esa
facilidad tuya para erizarme la piel.
Perdono las peleas
que siempre terminaban en reconciliaciones, te perdono por tus buenos deseos en
mi cumpleaños, perdono tus promesas no cumplidas, perdono tus ataques de
histeria que con un abrazo fuerte yo siempre apaciguaba.
Perdono tus
mentiras, tus palabras de amor no sentidas, te perdono por los sueños jamás
cumplidos, en fin, te perdono por tu partida.
Quizás sea tarde, pera quiero decirte que al perdonarte, te libero.
Te libero de mí, te libero de mis recuerdos, de mis sentimientos hacia ti. Te
deseo con toda mi alma que logres ser feliz y que tu corazón nunca sufra tanto
dolor como el que un día yo sufrí por ti.
Disculpa si te
parezco egoísta, pero al perdonarte, me perdono, y al libertarte, me libero yo.

Comentarios
Publicar un comentario