Jaime Sabines, el poeta del amor…

Cuando te rompen el corazón por primera vez, sientes una terrible necesidad de recurrir a la poesía para mitigar el dolor que conlleva la fractura de este músculo que vivió mucho tiempo en reposo, y que en un santiamén sientes que nunca más volverá a latir. A mi me pasó, fue en este tiempo cuando conocí a Jaime Sabines, aquel intelectual que fue descrito por el mismo Octavio Paz como: “uno de los mejores poetas contemporáneos de nuestra lengua”


Sus poemas son viajes al fondo oscuro de las emociones, siempre desgarradores. Muchas de sus obras son toscas y abruptas, dedicadas al amor y a la muerte, en las que el ritmo y el lenguaje cautivan, porque Sabines habla al lector en términos muy simples, tomándolo a menudo por asalto.

“Espero curarme de ti en unos días. Debo dejar de fumarte, de beberte, de pensarte. Es posible.

Siguiendo las prescripciones de la moral en turno. Me receto tiempo, abstinencia, soledad.

¿Te parece bien que te quiera nada más una semana? No es mucho, ni es poco, es bastante. En una semana se puede reunir todas las palabras de amor que se han pronunciado sobre la tierra y se les puede prender fuego. Te voy a calentar con esa hoguera del amor quemado. Y también el silencio.

Porque las mejores palabras del amor están entre dos gentes que no se dicen nada.”

Sabines obtuvo el Premio Villaurrutia en 1973 y el Premio Nacional de Literatura en 1983. Su obra está recopilada en Nuevo recuento de poemas (1977) y gran parte de ella ha sido traducida a una docena de idiomas.


Conocedor de la impresionante predisposición familiar al cáncer, Sabines aprendió a convivir con la desesperanza y a transformarla, a su manera, en dolorosa poesía, en una búsqueda del sentido del sin sentido y del dolor.

“Vamos a hablar del Príncipe Cáncer, Señor de los Pulmones, Varón de la próstata, que se divierte echando dardos a los ovarios tersos, a las vaginas mustias, a las ingles multitudinarias [...]

En las cuatro gavetas del archivero de madera guardo los nombres queridos, la ropa de los fantasmas familiares, las palabras que rondan y mis pieles sucesivas [...] Y de las gavetas salen mis hijos [...]”

Después de más de treinta intervenciones quirúrgicas, Jaime Sabines falleció a la edad de 72 años, víctima del cáncer, el 19 de marzo de 1999 en México, Distrito Federal.

Desde su muerte, Sabines, sin temor a equivocarme se ha convertido el poeta más leído, citado, memorizado y admirado por todo digno corazón enamorado.


No es que muera de amor

No es que muera de amor, muero de ti.
Muero de ti, amor, de amor de ti,
de urgencia mía de mi piel de ti,
de mi alma, de ti y de mi boca
y del insoportable que yo soy sin ti.

Muero de ti y de mi, muero de ambos,
de nosotros, de ese,
desgarrado, partido,
me muero, te muero, lo morimos.

Morimos en mi cuarto en que estoy solo,
en mi cama en que faltas,
en la calle donde mi brazo va vacío,
en el cine y los parques, los tranvías,
los lugares donde mi hombro
acostumbra tu cabeza
y mi mano tu mano
y todo yo te sé como yo mismo.

Morimos en el sitio que le he prestado al aire
para que estés fuera de mí,
y en el lugar en que el aire se acaba
cuando te echo mi piel encima
y nos conocemos en nosotros,
separados del mundo, dichosa, penetrada,
y cierto , interminable.

Morimos, lo sabemos, lo ignoran, nos morimos
entre los dos, ahora, separados,
del uno al otro, diariamente,
cayéndonos en múltiples estatuas,
en gestos que no vemos,
en nuestras manos que nos necesitan.

Nos morimos, amor, muero en tu vientre
que no muerdo ni beso,
en tus muslos dulcísimos y vivos,
en tu carne sin fin, muero de máscaras,
de triángulos oscuros e incesantes.

Muero de mi cuerpo y de tu cuerpo,
de nuestra muerte ,amor, muero, morimos.
En el pozo de amor a todas horas,
inconsolable, a gritos,
dentro de mi, quiero decir, te llamo,
te llaman los que nacen, los que vienen
de atrás, de ti, los que a ti llegan.

Nos morimos, amor, y nada hacemos
sino morirnos más, hora tras hora,
y escribirnos y hablarnos y morirnos.


*Jaime Sabines Gutiérrez. Fue un querido y respetado poeta y político mexicano, nacido en Tuxtla Gutiérrez el 25 de marzo de 1926 y fallecido en Ciudad de México el 19 de marzo de 1999. Su padre, Julio Sabines, fue uno de los responsables de su amor por la poesía, y probablemente de su personalidad sencilla y accesible, una de las razones de su éxito en vida.






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